Escuchar para comprender es la base de una buena comunicación.

Cuando aplicas tu capacidad para escuchar a los demás, tus relaciones mejoran y también tu ambiente. La otra persona se va a sentir respetada, importante y valorada. Tú fortaleces tu credibilidad y confianza al darle el espacio a otros de dar su opinión, así no estés de acuerdo con sus ideas.

COMUNICACIÓN RESOLUTIVA

Luis Zafra Zafra

6/2/20222 min read

¿Cómo te definirías, como una persona que escucha para responder o como una persona que escucha para comprender?

Muchas veces estamos tan enfocados en lo que queremos decir, que se nos olvida escuchar la opinión de la otra persona. Eso normalmente sucede cuando nos enfocamos en:

Lo que estamos sintiendo y queremos manifestar.

Que nos entiendan.

Que el otro escuche nuestro planteamiento.

Que nos hagan caso.

Que las cosas queden claras para la otra persona.

Escuchar para comprender es la base de una buena comunicación.

¿Recuerdas cuando estabas con esa persona especial, que el mundo se detenía solo para escucharle? Prestabas atención a cada una de las letras que pronunciaba, seguías con atención sus relatos (por más aburridos que fueran) y te conectabas de tal forma que lograban una conexión. Eso se llama ESCUCHAR.

Estar de cuerpo presente — mientras tu mente divaga en lo que tienes que hacer, lo que no has hecho, el recibo que no has pagado, etc. — no es realmente escuchar. Oír para responder o para poner los “puntos sobre las íes” tampoco es escuchar.

La escucha es lo que te va a permitir conocer lo que la otra persona piensa, siente, quiere y espera (y viceversa).

Escuchar es ese puente que acerca a las personas para lograr acuerdos y encontrar soluciones que beneficien a todos.

Escuchar para comprender implica:

Poner atención y cuidado a lo quete están diciendo.

Concentrarte más en lo que la otra persona dice (no en lo que quieres escuchar).

Tener disposición para escuchar a los demás.

Dejar de suponer lo que el otro está pensando.

Evitar interrumpir a la persona que está hablando.

Cuando aplicas tu capacidad para escuchar a los demás, tus relaciones mejoran y también tu ambiente. La otra persona se va a sentir respetada, importante y valorada. Tú fortaleces tu credibilidad y confianza al darle el espacio a otros de dar su opinión, así no estés de acuerdo con sus ideas. Además, escuchar te permite:

Contestar lo que te preguntan.

Plantear ideas que aporten soluciones.

Solucionar o gestionar mejor los conflictos.

Ponerte en los zapatos de los demás.

Ser solidario con el planteamiento del otro.

Entender los argumentos que el otro está planteando.

Ampliar tu perspectiva.

Todo muy bonito, estarás pensando. Y te preguntarás “¿cómo puedo hacer eso?”

La capacidad de escuchar para comprender se aprende, es algo que puedes ejercitar. Entre más intencional seas en tus relaciones cotidianas, más capacidad vas a desarrollar. Al principio puede ser difícil, pero es mientras aprendes. Una vez lo conviertes en un hábito y parte de tu carácter, va a fluir con mayor facilidad. Hoy te invito a realizar el siguiente ejercicio.

Este y otros ejercicios los puedes encontrar en mi libro “Los beneficios del Storytelling y la Narrativa Personal para tu vida laboral”.

Evita construir tus argumentos mientras la otra persona está hablando.

Cuando empiezas a construir tu caso mientras la otra persona habla, no estás escuchando ni estás presente.

Ejercicio:

En una conversación que tengas mañana, realiza lo siguiente. Escribe con detalle las respuestas a las preguntas. Así podrás crear tus propias estrategias.

Escucha y tómate unos segundos para pensar tu respuesta y cómo la vas a decir.

¿Cómo te sentiste haciendo esto?

¿Qué efectos tuvo esa acción en la situación?